sábado, 28 de junio de 2008

Tenían el corazón apropiado

Y los hijos de los profetas dijeron a Eliseo: Mira, el lugar en que habitamos contigo es muy estrecho para nosotros. Te rogamos que nos dejes ir al Jordán, para que cada uno de nosotros tome de allí una viga, y nos hagamos allí un lugar donde habitar. Y él dijo: Id. Entonces uno dijo: Te rogamos que consientas en ir con tus siervos. Y él respondió: Yo iré. Fue, pues, con ellos; y cuando llegaron al Jordán, cortaron árboles. Pero sucedió que cuando uno de ellos estaba derribando un tronco, el hierro del hacha se le cayó al agua; y gritó, y dijo: ¡Ah, señor mío, era prestado! Entonces el hombre de Dios dijo: ¿Dónde cayó? Y cuando le mostró el lugar, cortó un palo y lo echó allí, e hizo flotar el hierro. Y dijo: Tómalo. Y él extendió la mano y lo tomó. (2da Reyes 6:1-7)

Los hijos de los profetas, discípulos de Eliseo, vivían con él. La costumbre era vivir con el maestro para pasar el mayor tiempo posible con él y aprender de su enseñanza (predica) así como de su ejemplo diario (modelar). Una experiencia de capacitación por inmersión total. Si usted quiere calentarse tiene que mantenerse cerca del fuego.


El ministerio de Eliseo crecía así como el número de profetas que vivía con él. Llegó el momento donde los discípulos se dieron cuenta de que el lugar era demasiado pequeño para ellos. ¿Cuál fue la actitud de ellos?




  • ¿Quejarse por la falta de espacio? No. La queja es una de las herramientas más poderosas en las manos de nuestro enemigo (Satanás) – dado que la misma desanima y desalienta. ¿Qué resolvemos con ella? Nada, ya que a través de ella no se proponen soluciones. Aprendamos a escuchar, para darnos cuenta de cuán frecuente está la queja en la boca de las personas e incluso en la de los cristianos. Revisemos nuestras mentes e identifiquemos aquellas formas de pensamiento que son el producto de la queja para eliminarlas lo antes posible. Para muchas personas (incluyendo cristianos) la queja se convierte en una fortaleza que los atrapa y los mantiene cautivos. Tenemos que derribar estas murallas creyendo a Dios y asumiendo las actitudes correctas.



  • ¿Hacer responsable a los líderes? No. Este es un tipo muy común de queja y en psicología se conoce como el mecanismo de proyección. Ustedes (líderes) debieron anticipar esta situación y tomar las medidas para corregirla. En ocasiones Dios permite que ciertas circunstancias nos visiten de forma repentina. En este caso el crecimiento rápido del grupo de profetas (discípulos). Situación que si se tiene la visión adecuada, no es problemática. Sin embargo, si se tiene la actitud equivocada, la bendición se convierte en un problema. ¿Cuántas veces hemos cometido este error?



  • ¿Abandonar el proceso de crecimiento para conseguir un espacio más cómodo? Otra actitud incorrecta consiste en dejar de hospedarse en casa del profeta para buscar un espacio donde tengan la comodidad que necesitan, aunque su crecimiento se interrumpa.


Las dificultades son necesarias y hay que enfrentarlas con la actitud apropiada para que haya crecimiento. El manejo adecuado de la dificultad trae consigo la madurez y la formación del carácter.


¿Cómo manejaron los profetas la situación?


“Te rogamos que nos dejes ir al Jordán, para que cada uno de nosotros tome de allí una viga, y nos hagamos allí un lugar donde habitar.”


Primeramente se dieron cuenta de que el espacio se estaba quedando pequeño, percepción que indica su sensibilidad. El suyo era un corazón que estaba con el oído en tierra y atento a la necesidad del grupo. Luego dispusieron su corazón para resolver el problema; no para criticar ni quejarse. Note que todos asumieron responsabilidad y trazaron una estrategia de trabajo: si estás de acuerdo, todos bajaremos al Jordán, cada uno tomará una viga y construiremos una cabaña con el espacio necesario.


Ellos tomaron la iniciativa y no esperaron a que los líderes lo hicieran y resolvieran el problema. Claro está, consultaron con los líderes para tener su aprobación, su consejo y su cobertura. Esta es la actitud adecuada: (1) identificar la situación con el propósito de buscar el bienestar del grupo y no para crear un conflicto (criticando, señalando injustamente), (2) asumir responsabilidad buscando solución al problema [identificar la estrategia que se va a utilizar para que el grupo como un solo hombre resuelva la situación] y (3) consultar a los líderes para su aprobación y cobertura. De hecho, ellos le pidieron a Eliseo que los acompañara para tener su bendición y consejo: “Te rogamos que consientas en ir con tus siervos.”


El líder aprobó el proyecto e incluso los acompañó en el proceso de desarrollo del proyecto de construcción. Note que la iniciativa es completamente de los discípulos. En este caso, el líder fue un espectador de la labor que realizaban los discípulos.


Es importante señalar que, los profetas no eran carpinteros especialistas en el proceso de cortar árboles y preparar madera para hacer casas. Ellos eran especialistas en el arte de la oración, la meditación, y el ayuno. Dos tareas muy diferentes en términos de la fortaleza corporal requerida y la destreza física. De manera que estaban abandonando su zona de seguridad y comodidad para desarrollar un proyecto que sería de bendición para todos ellos y para los que Dios traería posteriormente.


En ocasiones como estas, muchos de nosotros diríamos: ¿Ese no es el tipo de trabajo para el que estoy entrenado? No lo puedo hacer y si lo hago no lo haré bien. Debemos contratar a los especialistas en la materia. En otras palabras, haríamos resistencia al Espíritu para desarrollar el proyecto. Privándonos de la bendición que Dios tenía para nosotros al participar del mismo.


Es necesario que con frecuencia abandonemos nuestras zonas de seguridad para comenzar a caminar como viendo al invisible. ¿Cuántos estamos dispuestos?


Posiblemente, como consecuencia de su falta de dominio de la destreza, a uno de los profetas se le salió el hierro del hacha y cayó al Jordán. El hierro inmediatamente se fue al fondo del río. En ocasiones surgen obstáculos en el desarrollo de los proyectos, en este caso, la herramienta clave ya no está disponible. ¿Qué hacer? Es en este momento donde la presencia del líder se valida y se hace necesaria. Dios ha provisto a los líderes de la madurez y de las herramientas necesarias para bregar y traer solución a situaciones difíciles.


El profeta clama “¡Ah, señor mío, era prestada!” Se podría inferir, que estaba diciendo, si se pierde el hacha, además de que no podemos continuar con la obra, quedaremos mal ante la comunidad puesto que la pedí prestada, recuerde que ellos no eran carpinteros. El que pide prestado se compromete a cuidar la propiedad mejor que si fuera suya y a proveer rescate en caso de que la misma se rompa. El cristiano que pide prestado debe: (1) cuidar la propiedad, y (2) entregarla en el tiempo convenido. Hay muchos cristianos que en esta área se comportan de manera irresponsable. El profeta estaba profundamente preocupado con la pérdida de una propiedad que le había sido prestada. ¿Sentimos nosotros lo mismo?


El líder, consciente del impacto que tendría en el desarrollo del proyecto y en la comunidad, el no devolver el hacha prestada, inmediatamente pregunta ¿dónde cayó el hierro? y procede a cortar un pedazo de palo para tirarlo en el lugar donde se hundió el hierro. Eliseo usó el palo en la superficie como el punto de referencia a donde Dios subiría el pedazo de hierro. El Creador hizo que sucediera lo que de acuerdo con la Ley de Gravedad es imposible físicamente; que el hierro sólido flote en el agua.


Si los profetas no se involucraban personalmente en el proyecto, no tendrían la oportunidad de ver:




  • El milagro de que el hierro flote en el agua.



  • El milagro de la presencia de Dios en la vida de su pueblo.



  • El milagro de que para Dios y los que creen en su nombre, todas las cosas son posibles.


Resumiendo, el mensaje de Dios para nosotros es:



Debemos tener la actitud apropiada ante cada situación. Esto es:

Un corazón sensible a la necesidad del grupo.


Identificar la necesidad para hallar solución y no crear un conflicto (queja, acusaciones, …)



Asumir la responsabilidad que nos corresponde. Esto es:

Trazar una estrategia de trabajo y consultar a los líderes para obtener su aprobación y apoyo.


Trabajar la solución como un equipo, cada uno tendrá su responsabilidad en el proceso.



Salir de la zona de seguridad para lograr el objetivo deseado. Esto es:

Aunque no se tenga el conocimiento especializado (la fortaleza o la destreza) se hará lo que corresponde.


Si se enfrentan dificultades, rechazar el desánimo y continúar la obra. Consultar a los líderes para que orienten y ayuden a completar el proyecto.


Tener la profunda convicción de que en el momento de la dificultad, Dios se hará visible a través de su provisión milagrosa.


Dios está presente y no está callado. Hay que aprender a ver al Invisible.


Nota: ¿Hacer responsable a los líderes? (Otto Irizarry) Puede que haya algunas excepciones a esto. Se puede dar el caso de que el líder no esté obrando apropiadamente, correctamente, dentro de la voluntad de Dios para ejercer su designación o don que Dios le dio. En esos casos Dios puede utilizar a un discípulo para señalarle al líder que no está obrando correctamente, (Gál. 2:11-14). Si el líder es espiritual va a recibir el señalamiento (que se denominó “queja”) y debe hacer un análisis bajo la dirección del Espíritu Santo. Si el señalamiento es de acuerdo con la Palabra de Dios (ha venido bajo la dirección del Espíritu Santo), el líder debe hacer las correcciones correspondientes, (Gál. 6:1; 2 Tim. 3:16-17; Mat. 11:29). Debemos de entender que en cuanto a la responsabilidad, todos somos responsables delante de Dios porque tendremos que dar cuentas a Él de nuestras acciones, (Rom. 14:10-12; 2 Cor. 5:10; 1 Cor. 3:11-15; Heb. 4:13). Específicamente relacionado a los pastores, (Heb. 13:17).




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