miércoles, 11 de junio de 2008

La Armadura de Dios

Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. (Efesios 6:10-11)



En la parte final de la carta de Pablo a los Efesios, después de describir en detalle como debe ser la conducta que deben mostrar como cristianos, les pide que se fortalezcan en el Señor y en el poder de su fuerza. El apóstol Pablo en su carta a los Colosenses, les indica que oraba a Dios para que fueran “fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu...” El poder de su fuerza es el Espíritu Santo que habita en nuestro interior. Nos fortalecemos en el Señor cuando permitimos que el Espíritu Santo dirija nuestras vidas a través de la Palabra. Cuando nuestra alma resuena con el Espíritu comenzamos a comprender y a experimentar el amor de Dios que sobrepasa todo entendimiento. Un amor que movió a la Divinidad a tomar forma humana, misterio de la piedad, y estando en la condición de hombre, a humillarse hasta la sumo, aceptando ser crucificado para destruir en forma permanente al imperio de la muerte.



El apóstol usa una analogía muy propia para la vida del cristiano en este planeta, está en una guerra continua y se fortalece en el Señor cuando se viste de toda la armadura de Dios. De manera que esta armadura no es innata, no es parte de su piel, y por consiguiente para estar apto para la batalla, debe estar consciente de la necesidad de vestirse y por iniciativa propia hacerlo cada día. De acuerdo con el apóstol esta es la manera de poder estar firmes contra las asechanzas del diablo. La palabra firme significa que; no duda, no se deja engañar ni dominar, sino que mantiene su posición. El vocablo asechanzas en el griego es “methodeia” y se refiere a un conjunto de métodos de persuasión que se utilizan de manera hábil para engañar. Estos dardos de fuego (asechanzas) son con el propósito de que el creyente dude de las promesas, vea las cosas desde otra perspectiva y no actúe conforme a la voluntad de Dios. Debemos de recordar que el campo de batalla es nuestra mente. Los dardos de fuego son bombas al pensamiento, como las que utilizó el maligno con Eva; ¿Conque Dios les dijo, No coman de todo árbol del huerto?



Note que para poder estar firmes hay que vestirse de toda la armadura de Dios y no solo de parte de ella. Implica que tenemos que conocer con detalle cada una de las partes de esta armadura. Es importante señalar que esta armadura es de naturaleza espiritual y es Dios mismo quién la provee. No la puedo conseguir en una librería cristiana. El apóstol vuelve a mencionar la importancia de vestirse con toda la armadura cuando dice “para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.” Hay días en la vida del cristiano donde Dios permite que sea atacado con intensidad, estos días son los que David identificó con estar en un valle de sombra y de muerte, al punto de ser zarandeado. Es como si lo agarraran por los hombros y lo movieran con violencia. Ningún cristiano está libre de estos días, los que el apóstol llama días malos. Sin embargo, podemos resistir los ataques y vencer si estamos vestidos de toda la armadura de Dios. Pablo nos recuerda que una vez que se resistan los ataques y se experimente la victoria, hay que mantenerse firme en pie de lucha, vestido con toda la armadura. Si lo resistimos el huye de nosotros, pero no debemos olvidar que lo hace por poco tiempo. Satanás el padre de toda mentira siempre está buscando a quién atrapar y engañar, por tanto, regresa nuevamente a través de uno de sus agentes de maldad para atacar y poner obstáculo a los hijos de Dios. Pero como dice el apóstol Juan, “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.” En Dios somos más que vencedores.


Continuará…




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