domingo, 1 de junio de 2008

Verdadera comunidad cristiana

Nuestras iglesias deben ser comunidades reales; organizaciones donde las personas vean algo hermoso en nuestras relaciones humanas. Deben ser espacios de predicación, de actividad y de vida en comunidad. En la iglesia del Nuevo Testamento la práctica de la vida en comunidad atendía las necesidades materiales de sus miembros. Esta fue la razón por la cual se creó el ministerio de la diaconía. Esta vida de comunidad se practicaba incluso a la distancia, los gentiles de Macedonia, proveyeron para las necesidades de los cristianos judíos en Jerusalén. Tales ayudas materiales no se consideraron menos espirituales que las que se enviaron a Pablo para ayudarlo en sus viajes misioneros. Las aportaciones no fueron forzadas, surgieron de una comunidad donde hay amor entre sus miembros y por ende se apoyan unos a otros. Este tipo de ayuda se vio como algo normal entre los cristianos.


La Biblia nos presenta la actitud que debe existir al respecto en las iglesias del Nuevo Testamento; por ejemplo, en primera de Corintios 16:1-2, el apóstol Pablo dice “En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.” Estos versículos son un llamado a la iglesia para que supla las necesidades materiales de los santos (sus miembros).


Sin embargo, es en este punto donde los evangélicos en general, se han desviado del camino. Han hecho una distinción completa entre el dar para propósitos misioneros y el dar para las necesidades materiales de los santos. Tenemos el deber de cuidar a nuestros hermanos y de ayudarlos en sus necesidades materiales. Esto en ninguna manera quiere decir que se reduzcan las aportaciones a las misiones. Lo que quiere decir es que no hay una línea bien definida que separe una ofrenda de la otra.


No tiene sentido hablar de amor si no se relaciona con los asuntos prácticos de la vida en el área de posesiones y necesidades materiales. Si no incluye compartir nuestras posesiones materiales con nuestros hermanos cercanos y lejanos, la predica de amor significa poco o nada. En Hechos 4:34-35 la Biblia dice “Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad.” Los comunistas dicen que esto era un tipo de comunismo, pero no lo es, el comunismo requiere que se haga por la fuerza. Mientras que en Hechos 5:4 Pedro dice “Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios.” La iglesia no utilizó la fuerza. Sin embargo, con respecto a la urgencia de los cristianos de suplir las necesidades materiales de sus hermanos, había una fuerza mayor que la de cualquier estado; la fuerza del amor, la fuerza de la hermandad, y la fuerza de una comunidad que cubre todas las facetas de la vida de sus miembros.




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