domingo, 25 de mayo de 2008

Ministerio de la Diaconía

Cuando nace la iglesia local su estructura organizativa es sencilla. Un grupo de ancianos (inicialmente apóstoles), guiados por el Espíritu Santo y las Escrituras, preside la congregación. Su rol fundamental es orar, estudiar las Escrituras y predicar el evangelio. En adición tienen la tarea administrativa de supervisar las finanzas de la iglesia y su uso para cubrir las necesidades de sus miembros.


En el libro de los Hechos de los Apóstoles (6:1), su escritor dice: “En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria.” Esto es, a medida que aumenta el número de creyentes se complica el ministerio asociado a cubrir las necesidades diarias del grupo y en especial porque el número de ancianos es pequeño (12) y sus tareas principales son otras. En este contexto los griegos creyentes protestan que sus viudas no estaban siendo atendidas adecuadamente en la distribución diaria del alimento.


Los ancianos reconocen que los hermanos griegos tienen razón e inmediatamente convocan una asamblea de toda la iglesia en Jerusalén. En la asamblea ellos indican que su rol es la oración y el ministerio de la palabra de Dios; y por tanto no es justo que abandonen su deber para servir a las mesas (Hechos 6:2,4). Ellos querían persistir, dedicar todo el tiempo que fuera posible, a la oración y a la predicación.


Note que no objetan la acción de los griegos y proponen a la multitud que identifique siete varones llenos del Espíritu Santo y de sabiduría a quienes se encargue este trabajo (Hechos 6:3). El número de diáconos es de acuerdo con el número personas que hay que atender y la naturaleza del servicio. Este versículo provee el fundamento que permite identificar: las características necesarias para ser diácono, su proceso de selección y su tarea. Primeramente, para ser diácono hay que estar lleno del Espíritu Santo, esto significa que la persona vive de acuerdo a las enseñanzas del Señor y por tanto la congregación lo ve como un ejemplo de fe y conducta. Además tiene que estar lleno de sabiduría, en otras palabras, que aplica correctamente las enseñanzas y especialmente en situaciones de conflicto. Estas características son esenciales para poder administrar sin parcialidad, repartiendo de acuerdo a la necesidad real de cada uno. Las mismas no pueden ser sustituidas por otras características y mucho menos por estudios en administración o como algunos dicen “es bueno en administración”. Los estudios o la habilidad natural son complementos pero no la esencia. Lo primero es lo primero.


Los diáconos fueron seleccionados por la congregación y no por los ancianos. ¿Cuál pudo ser el racional? Recordemos que esta asamblea es motivada porque los bienes diarios no se estaban administrando de forma balanceada, había un elemento de parcialidad en donde cierto sector de la congregación no era atendido adecuadamente. De modo que la manera más apropiada para resolver el problema, consiste en que la congregación misma seleccione quienes harán la repartición diaria. Lo que pareció una idea excelente a la congregación; esto es sabiduría (Hechos 6:5). El rol de los diáconos es administrar los recursos materiales de la iglesia para suplir las necesidades diarias de sus miembros y en especial las de aquellos que no pueden hacerlo por si mismos. De manera que los ancianos se puedan dedicar por completo a los asuntos de la intercesión, del estudio de la palabra y de la predicación.


La congregación seleccionó a siete hermanos con las características esperadas, los trajo a los apóstoles, quienes en presencia de la congregación oraron por ellos imponiéndoles las manos en señal de que los nombraban a su nuevo ministerio, la diaconía (Hechos 6:5-6). Esta organización sencilla trajo como consecuencia que muchas personas se convirtieran a la fe cristiana, incluso muchos de los religiosos de ese tiempo (Hechos 6:7).


Resumiendo el diaconado surge para administrar los recursos materiales de la iglesia de manera que las necesidades materiales de todos los miembros sean cubiertas diariamente. En segundo lugar para que los ancianos se dediquen a interceder por la congregación, a preparar alimento sólido para los creyentes y a predicar el mensaje a los no creyentes.

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