miércoles, 5 de noviembre de 2008

LAS ARMAS DE NUESTRA MILICIA

“… proceder resueltamente contra algunos que nos tienen como si anduviésemos según la carne. Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.” [2 Cor. 10:2-6]


Un grupo pequeño de miembros de la iglesia (algunos) en Corinto estaba difamando al apóstol Pablo diciendo que se estaba comportando como los incrédulos, lo que él llama “como si anduviésemos según la carne”. Comportarse como los incrédulos es pensar y actuar como ellos; utilizando las mismas herramientas de adulación, manipulación y engaño, entre otras. Acusación, que según Pablo, es según las apariencias, puesto que no tiene base o fundamento.


De inmediato procede a establecer que aunque tiene un cuerpo mortal sujeto a pasiones, no milita o vive de acuerdo a ellas. ¿Cómo muestra Pablo a los demás que no milita según la carne? Su argumento es que “las armas de su milicia no son carnales”. Sus principios, su conducta y su forma de promover el reino son radicalmente diferentes a los que utilizan los que militan según la carne.


El apóstol indica que las armas que utiliza en su ejército, aunque diferentes, son poderosas. Estas armas tienen poder porque provienen de Dios. Pero, ¿con qué propósito Dios nos ha dado estas armas? Sencillo, para derribar fortalezas que resisten el adelanto del reino de Dios. Desde el punto de vista físico, una fortaleza es una estructura fortificada que es muy difícil de destruir y por tanto toma tiempo penetrarla y controlarla. Desde el punto de vista espiritual una fortaleza es una doctrina que es contraria a la voluntad del Dios viviente. Note que en este caso la fortaleza (doctrina) se desarrolló dentro de la misma iglesia. Esto es, se gestó en un grupo pequeño de miembros que ataca frontalmente el liderato del apóstol, quien fue instrumento de Dios para fundar esta congregación. Lamentablemente, los argumentos de este grupito están ganando terreno en el corazón y la mente de otros miembros de la iglesia.


¿Cómo se derriba este tipo de fortaleza? El apóstol menciona una estrategia que consta de tres partes:




  • derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios,

  • llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y

  • estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta.


Como el apóstol señala, la primera parte del proceso consiste en “derribar todo argumento que se levanta contra el conocimiento de Dios”. Esto es, presentar evidencia clara y contundente de que las posiciones del grupo no son conforme a la palabra de Dios. De hecho, como creyentes la defensa es con mansedumbre y ternura, de modo que en cada momento se haga énfasis en la pureza doctrinal y en el amor del Dios que nos creó. El verdadero creyente enfrenta con lágrimas en los ojos a los que causan la división. Para derribar efectivamente los argumentos de cualquier fortaleza que se levante en medio de la iglesia local, tenemos que conocer las doctrinas básicas de la iglesia del Nuevo Testamento relacionadas con: los elementos de la fe cristiana, la estructura de la iglesia local, la manera correcta de manejar los asuntos de la iglesia local, la responsabilidad del creyente para con la iglesia local y para con la sociedad en la que vive y la necesidad del creyente de buscar la dirección del Espíritu Santo en todo momento. Estas dimensiones de la experiencia cristiana se van aclarando a medida que estudiamos con intensidad las Escrituras para que el Espíritu Santo nos guíe a toda verdad. Note que el énfasis es en “derribar todo argumento que se levanta contra el conocimiento de Dios”. Lo que hay que defender a toda costa es la doctrina bíblica y no los mandamientos de hombres.


El apóstol hace claro que estos grupos surgen de la altivez en el corazón de los disidentes. Las personas altivas tienen un exceso de estimación propia y un apetito desordenado por recibir reconocimiento y ser preferidos por encima de los demás. Incluso los altivos terminan convirtiéndose en ley para sí mismos, en otras palabras, ellos se proclaman jueces de sí mismos y de los demás. Ellos son la medida de todas las cosas. De manera que la búsqueda de reconocimiento y de posiciones de control son las causas del desarrollo de este tipo de fortalezas. Nadie está libre de esta tendencia natural, propia de nuestra naturaleza carnal, de ser el primero y el centro de toda actividad; aunque haya que controlar a los demás. Por esta causa debemos derramar diariamente nuestro corazón delante de Dios, solicitando que el Espíritu Santo nos ilumine para que podamos ver las partes oscuras de nuestra persona y al mismo tiempo nos fortalezca para hacerlas morir. Batalla que sostendremos hasta que Cristo venga.


La segunda parte del proceso consiste en “llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. Una vez que la verdad ha iluminado nuestro entendimiento, tenemos que atesorarla y retenerla con todas nuestras fuerzas; cueste lo que cueste. En este caso el apóstol está contemplando la realidad de que nuestros pensamientos ordenados por la verdad, pueden comenzar a divagar nuevamente de la posición correcta, ya sea por motivación propia o inducida por los miembros del grupo disidente. Por esta razón tenemos que meditar cuidadosamente en lo que nos sucede cada día y en especial las ideas que están llegando a nuestra mente y la forma que respondemos a ellas. De manera que podamos detectar a tiempo si hay un movimiento sospechoso de nuestras formas de pensamiento que nos están conduciendo nuevamente a posiciones que son contrarias al conocimiento de Dios. Si las detectamos, inmediatamente hacemos las correcciones apropiadas a través de la Palabra de Dios. Los zorros pequeños (ideas extrañas) hay que detectarlos a tiempo para que no se echen a perder nuestras viñas y sus frutos.


La tercera etapa del proceso consiste en “estar pronto para castigar toda desobediencia, cuando nuestra obediencia sea perfecta”. Si el grupo ha sido amonestado de acuerdo con el procedimiento que establece la Biblia y se le ha dado el tiempo correspondiente para que muestre frutos de su arrepentimiento, pero no obstante persiste en sus formas de pensamiento y conducta, el liderato de la iglesia tiene la responsabilidad de corregir a los desobedientes y no debe titubear al respecto. El apóstol hace una salvedad muy importante, para someter a otros a disciplina, es necesario que la conducta del que la aplica sea intachable. El juicio comienza por la casa.


Por lo que se ha dicho anteriormente, al parecer, estas armas no tienen ningún carácter sobrenatural. Pero no es así. Para que este proceso sea efectivo, el Espíritu Santo tiene que guiar cada etapa del mismo. La primera arma es “una palabra sazonada con sal – de acuerdo a la Escritura”, la segunda es “meditar y orar para que todo pensamiento sea conforme a la voluntad de Dios” y la tercera “la disciplina de acuerdo con la Palabra y sustentada por el ejemplo”.




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5 comentarios:

A las 5 de junio de 2009, 21:59 , Anonymous Javier ha dicho...

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A las 5 de junio de 2009, 21:59 , Anonymous Javier ha dicho...

la vdd me alegra que alla este tipo de aclaraciones en la web

me facilita la forma de actuar y por supuesto me explica claramente lo que es el capitulo


gracias


Dios los bendiga

Amen.

 
A las 9 de julio de 2009, 15:10 , Anonymous karen ha dicho...

que Dios los bendiga grandemente a todos los que visitan esta pajina chao............... att: Karen

 
A las 8 de agosto de 2009, 18:51 , Anonymous Luis Angel ha dicho...

Muchas gracias por la explicación, en especial este pasaje me encanta, y la forma que lo desarrollaste estuvo muy bien
Dios te bendiga y te prospere y a todo aquel que lea esta pagina en el nombre de Jesús Amén :)

 
A las 18 de septiembre de 2009, 12:28 , Anonymous Orlando ha dicho...

Dios me los siga bendicioendo Hermanos, y me los guie y proteja siempre, me los bendiga hasta sobreabundar en todas las areas de su vida y en su familia,. Amén..
bendiciones..!!

 

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