¿Qué tipo de Iglesia y de Cristianos Queremos Ser?

Por Milton Picón

Continuamente tenemos que pensar y analizar el cómo vamos a responderle a la cultura que nos rodea. Es como llegar a una encrucijada en nuestra historia y tener que tomar un camino. ¿Qué tipo de Iglesia y de Cristianos queremos ser?

¿Seremos la Iglesia Asimilada, aquella que quiere hacerse relevante, popular y grande para los hombres adoptando y asimilando las costumbres y prácticas del mundo que nos rodea?

¿Seremos la Iglesia Protectora, aquella que percatándose del deterioro social que la rodea, pretende construir muros y encerrarse para protegerse, haciendo lo mismo que hicieron los antepasados que construyeron los monasterios para escapar de los bárbaros?

¿Seremos la Iglesia Incambiable, aquella que se aferra a sus tradiciones de hombres y no quiere saber nada del mundo, ni de los que en el viven? Esta es la iglesia que se marginaliza más y más, y que al hacerlo se convierte en una iglesia irrelevante ante los ojos de la sociedad. Se aferran a su pasado, no quieren adaptarse a ningún cambio, repelen a la juventud y terminarán en la extinción, cuando sus miembros de mayor edad fallezcan.

¿Seremos la Iglesia Confrontacional, aquella que teme a la asimilación y que combate al mundo y a los que en el viven como enemigos? Es aquella que ve la cultura como un campo de batalla y al cristiano como un soldado. Su foco principal radica en cambiar las instituciones, no a las personas.

¿O seremos la IGLESIA INFLUENCIADORA? Es aquella que ve al mundo como su campo misionero y al creyente como un enviado, un misionero, un embajador de Cristo, que tiene y lleva el Ministerio de la Reconciliación. Es aquella que ve a Puerto Rico como un campo que necesita pastores y profetas y no como un campo de guerra en necesidad de tener generales y superestrellas religiosas y políticas. Es aquella que combatirá el pecado con todas sus fuerzas pero que amará a sus enemigos y no los odiará, orará por ellos en vez de intentar destruirlos. Es aquella que verá sus vecindarios, las escuelas, universidades, medios masivos de comunicación, el mundo de la política, etc., etc., etc., como su misión evangelizadora y no como campos de batalla. Sus hogares no serán trincheras militares, sino puertos y refugios de hospitalidad, con un letrero que diga claramente: BIENVENIDOS.

¿Qué habremos de hacer?

• Tomar el camino de la asimilación, y ser asimilados por una cultura pecaminosa.

• Tomar el camino de vivir solo para protegernos y convertirnos en gente irrelevante para nuestra cultura.

• Tomar el camino de ser incambiables y enfrentar la extinción cultural.

• Seguir el camino de la confrontación y enfrentarnos a ser aniquilados por la guerra cultural o a ganar la misma y perder la batalla por las almas.

• O tomar el camino de ser sal y luz de este mundo, siguiendo nuestro compromiso de denuncia de la maldad y el pecado, el compromiso de ser voz profética en la cultura y presentándole a esta un Dios que ofrece perdón, esperanza y propósito para vivir.

Si queremos sangre nueva y jóven en nuestras filas tenemos que reconocer que la juventud ignorará a la iglesia asimilada porque no le ofrece nada diferente a lo que el mundo le ofrece. Rechazará a la iglesia protectora porque sabe específicamente de que quien quiere protegerse esta iglesia, es de ellos mismos. La mayoría de los jóvenes no sabrá de la existencia de la iglesia incambiable porque la mayoría de sus miembros no estarán aquí en los próximos 15 años. La mayoría de los jóvenes se unirán a batallar contra la iglesia confrontacional, porque crecieron dentro del contexto del pluralismo. Sólo nos ganaremos a la gente, siendo ejemplos de honestidad e integridad, siendo transparentes, haciéndolos amigos, proveyéndoles un lugar a donde pertenecer y ofreciéndoles ver no solo la severidad y la justicia de un Dios Santo, sino también su fidelidad y misericordia.